Como bien sabemos nos situamos en un contexto social muy delicado donde se nos está intentando hacer ver que somos los causantes de la situación económica actual y, por lo tanto, es un deber común el apretarse el cinturón o vivir en la austeri
dad, porque, como se nos ha dicho en repetidas ocasiones, hemos vivido por encima de nuestras posibilidades. En este mismo contexto vemos que, mientras nos meten con calzador esta gran mentira, los gobiernos por orden de los mercados realizan brutales recortes en las principales materias de crecimiento social -como son la educación o la sanidad- y, al mismo tiempo, dejan escapar impunes a los verdaderos responsables de la crisis.
Mientras tanto, vemos cómo paralelamente se endurecen las penas y los castigos contra todos aquellos sectores que puedan presentar una opinión crítica. El resultado de todo esto es que mes a mes vemos cómo caen conjuntamente nuestras posibilidades económicas, así como nuestros derechos como ciudadanos.
Una de las principales herramientas de opinión crítica que tenemos los ciudadanos es la huelga. Sin embargo, es necesario redefinir el concepto de huelga adaptándolo a la situación actual. Etimológicamente la huelga es un paro voluntario por parte de los trabajadores con el fin de obtener ciertas mejoras salariales. No obstante -si bien esta definición es cierta- debemos ampliarla diciendo que es una oportunidad de generar un espacio común donde podamos hacer converger todas nuestras ideas como ciudadanos en un mismo punto. Por lo tanto la huelga es algo que va mucho más allá del simple hecho de plantearse el venir a clase o no. Es necesario decir que, contrariamente a lo que se pueda pensar, la huelga no es únicamente una cosa de obreros, sino que también involucra a estudiantes, parados, a toda esa gente que día a día busca empleo o a aquellas personas que pese a tener trabajo son incapaces de sufragar los gastos mínimos para llevar una vida digna.
Por todo lo expuesto el día 14 debemos salir a la calle, tanto en las manifestaciones como en los piquetes para darle cabida al nuevo imaginario colectivo que estamos llamados a generar. Esto no es una cosa únicamente de nuestro país sino que vemos cómo se produce con excesiva frecuencia en todo el Mediterráneo europeo. Por lo tanto es algo que podemos ver que trasciende más allá de gobiernos y fronteras y ataca directamente a la base de un sistema económico deficiente.
Estamos en una sociedad que desgraciadamente camina entre el miedo, el cinismo y la apatía, donde lo más común es oír cosas como “para qué te manifiestas si no sirve de nada”, “no montes follón que da mala imagen”, “es lo que hay” y “ya veremos si todo se arregla” sin realmente hacer nada para ello. Estamos en una sociedad donde por desgracia los problemas y las necesidades afloran más deprisa que las soluciones y las alternativas, por lo tanto es necesario que atajemos ya el problema de una forma directa entre todos, porque si seguimos en una actitud pasiva, la bola de nieve se irá haciendo tan grande que será imparable.
Para finalizar, dejemos a un lado debates vacíos como el del “derecho de ir a clase”, que ya se encargan año tras año de reducírnoslo con la subida desmesurada de las tasas, y luchemos el 14 de Noviembre por construir un nuevo derecho: el derecho a un futuro digno.
Mientras tanto, vemos cómo paralelamente se endurecen las penas y los castigos contra todos aquellos sectores que puedan presentar una opinión crítica. El resultado de todo esto es que mes a mes vemos cómo caen conjuntamente nuestras posibilidades económicas, así como nuestros derechos como ciudadanos.
Una de las principales herramientas de opinión crítica que tenemos los ciudadanos es la huelga. Sin embargo, es necesario redefinir el concepto de huelga adaptándolo a la situación actual. Etimológicamente la huelga es un paro voluntario por parte de los trabajadores con el fin de obtener ciertas mejoras salariales. No obstante -si bien esta definición es cierta- debemos ampliarla diciendo que es una oportunidad de generar un espacio común donde podamos hacer converger todas nuestras ideas como ciudadanos en un mismo punto. Por lo tanto la huelga es algo que va mucho más allá del simple hecho de plantearse el venir a clase o no. Es necesario decir que, contrariamente a lo que se pueda pensar, la huelga no es únicamente una cosa de obreros, sino que también involucra a estudiantes, parados, a toda esa gente que día a día busca empleo o a aquellas personas que pese a tener trabajo son incapaces de sufragar los gastos mínimos para llevar una vida digna.
Por todo lo expuesto el día 14 debemos salir a la calle, tanto en las manifestaciones como en los piquetes para darle cabida al nuevo imaginario colectivo que estamos llamados a generar. Esto no es una cosa únicamente de nuestro país sino que vemos cómo se produce con excesiva frecuencia en todo el Mediterráneo europeo. Por lo tanto es algo que podemos ver que trasciende más allá de gobiernos y fronteras y ataca directamente a la base de un sistema económico deficiente.
Estamos en una sociedad que desgraciadamente camina entre el miedo, el cinismo y la apatía, donde lo más común es oír cosas como “para qué te manifiestas si no sirve de nada”, “no montes follón que da mala imagen”, “es lo que hay” y “ya veremos si todo se arregla” sin realmente hacer nada para ello. Estamos en una sociedad donde por desgracia los problemas y las necesidades afloran más deprisa que las soluciones y las alternativas, por lo tanto es necesario que atajemos ya el problema de una forma directa entre todos, porque si seguimos en una actitud pasiva, la bola de nieve se irá haciendo tan grande que será imparable.
Para finalizar, dejemos a un lado debates vacíos como el del “derecho de ir a clase”, que ya se encargan año tras año de reducírnoslo con la subida desmesurada de las tasas, y luchemos el 14 de Noviembre por construir un nuevo derecho: el derecho a un futuro digno.
¡Da un paso al frente!
¡Movilización, dignidad y lucha!